¿Fruta de postre?

Sin duda alguna, una de las preguntas más frecuentes después de la de “de dónde venimos y a dónde vamos”

Esto es el claro ejemplo de cómo nos distraemos con las cosas más insignificantes y perdemos de vista lo más importante; lo que nos va a reportar más beneficio a medio-largo plazo: verdura en tus comidas principales, proteína en todas tus ingestas, bebe más agua, come cuando tú tengas hambre y, cuando lo hagas, hazlo despacio.

Si llegas al postre y no tienes hambre, DEJA DE COMER. 

Me da igual lo sanota que sea una manzana, no tiene ningún sentido seguir comiendo si tu cuerpo te está informando de que ya vas bien servido.

Tú y yo sabemos que realmente no es hambre lo que sientes al llegar al postre, sino ganas de algo DULCE. Pues bien, quizás una infusión, un café o un té con sacarina o con stevia sean tu mejor alternativa para esta circunstancia. 

Si por el contrario, realmente tienes hambre, cómete una pieza de fruta. Ahora bien, recuerda que el objetivo de las comidas es acabar al 80% lleno: aún te cabría más comida pero si siguieses comiendo te notarías demasiado PESADO el resto de la tarde / noche.